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13 dic 2015

¿No es el momento?

Eso han dicho los representantes de “Podemos” elegidos por los ciudadanos de Madrid.
Dudo que ninguno de esos votantes sea hijo o nieto de los golpistas franquistas que se sublevaron contra la última Constitución Española Democrática, la de 1931, y si lo fueron supongo que fue porque pensaban de modo opuesto a lo que pensaron sus padres o abuelos.
Por el contrario, supongo que la mayoría de los votos que recibieron y gracias a los cuales fueron elegidos proceden de ciudadanos con espíritu democrático, ciudadanos que creen que la soberanía reside en el pueblo, ciudadanos que creen que la soberanía no puede ser propiedad de ninguna familia y, todavía menos, de una familia con pretensiones hereditarias porque se creen que ellos están por encima de la voluntad de los ciudadanos.
Estos miembros de “Podemos” son los que han impedido con su abstención que Madrid siga rindiendo homenajes a los golpistas. Como Pilatos se sumaron en su abstención a Ciudadanos, que compite con ellos en “Pilaterías”. Así, con los votos del PP, cuyos votantes están en la línea de los golpistas que acabaron con la democracia en España, se mantienen esos nombres en Madrid.
“Podemos” puede estar satisfecho. Ha sido todo un ejemplo de la ética que practican
Gracias a “Podemos”  ha triunfado la política ideológica franquista.
Gracias a “Podemos” podemos seguir disfrutando de ver “honrados” los nombres de diversos generales golpistas, algunos de los cuales, como el General Yagüe, constituyen el paradigma de la honra del asesinato de ciudadanos demócratas, de maestros que pretendían educar en los derechos ciudadanos, de ilustrados que habían cometido el insoportable de lito de pensar en voz alta.
La explicación que ha dado “Podemos” a su “lavada de manos” fue: ”no es el momento”.
En el S. XIX “tampoco era el momento” para acabar con la legalidad de la esclavitud. Pese a todos los “Podemos” que existían entonces ¡lo fue!
En el S. XIX “tampoco era el momento” para acabar con la privación del derecho al voto de los trabajadores. Pese a todos los “Podemos” que existían entonces ¡lo fue!
En el S. XIX “tampoco era el momento” para acabar con la ilegalidad de las asociaciones obreras. Pese a todos los “Podemos” que existían entonces ¡lo fue!
En el S. XX “tampoco era el momento” para acabar con la ilegalidad de las huelgas ¡pero acabo! Pese a todos los “Podemos” que existían entonces ¡lo fue!
En el S. XX “tampoco era el momento” para acabar con la privación del derecho al voto de las mujeres. Pese a todos los “Podemos” que existían entonces ¡lo fue!
En el S. XX “tampoco era el momento” para acabar con el monopolio de la iglesia para la docencia. Pese a todos los “Podemos” que existían entonces ¡lo fue!
En el S. XX “tampoco era el momento” para establecer la separación de la Iglesia y el Estado. Pese a todos los “Podemos” que existían entonces ¡lo fue!
Hace no mucho tiempo una compañera republicana, hija de represaliados republicanos que vivó su vida exiliada en Francia y en algunas repúblicas hispanoamericanas que lograron liberarse de la dictadura borbónica, asistió con ilusión a un mitin de “Podemos” porque veía en ellos manifestaciones de un cierto tufillo democráticamente republicano. Les preguntó: ¿por qué si parece que defendéis valores republicanos no os declaráis republicanos?
¿Qué creéis que les contestó su líder?:  ”no es el momento”.
Yo creo que tienen razón: “no es el momento de votar a Podemos” 
No sé a quién podremos votar.
Una vez más los republicanos hemos demostrado nuestra incapacidad. No hay un partido republicano con expectativas de gobierno. Pese a ello  “no es el momento de votar a “Podemos”. 
“Será el momento” el día en que, si de verdad son republicanos, sean capaces de defender los valores republicanos con orgullo y la dignidad que exigen esos valores.  
“Será el momento” cuando nadie sacrifique los valores a las estrategias para lograr el poder.
“Será el momento” cuando, ya mayores, demócratas y republicanos se hayan liberado de sus complejos y  no les avergüence defender sus valores. ¡Ojalá llegue pronto!

1 dic 2015

El Orden Público

Afirmábamos el otro día que todos los energúmenos que reclaman la defensa de la Constitución Franquista de 1978 no sólo no la han leído sino que las constituciones les importan un pito, ¡sobre todo si son democráticas! La defensa de la actual, que no lo es, se debe a las mismas razones por las que defendieron el atropello por Franco y sus secuaces de la Constitución de la II República, que ésa sí que era democrática: les produce beneficios violar aquella constitución francamente, como les produce violar ésta a través de la corrupción.
Mantienen intactas sus ganas de volver a organizar una guerra civil, del mismo modo que hicieron la anterior, levantándose en contra de la ley; pero no porque aquella ley fuera injusta sino porque era democrática. La actual constitución es ilegal. Eso justifica de sobra que se busque su derogación como algunos pretendemos por la vía política y pacífica de las elecciones como ocurrió con la última dictadura monárquica, instaurada también por otro golpe de estado de otro militarote. Por eso los no demócratas franquistas defienden su ilegalidad porque  es una continuación de la dictadura militar “atada y bien atada” con el disfraz de la dictadura monárquica  -.
A todos estos energúmenos los derechos humanos - basta ver el atropello que cometen a diario incumpliendo la ley de memoria histórica - les traen sin cuidado. Más grave es el que aunque leyeran la Constitución franquista no sabrían entender lo que dice. Cuando en el artículo 16 dice: “1. Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley” no lo entienden.
Su irritada alienación nubla su capacidad intelectual; no entienden que opinar y pretender un cambio es una parte de la libertad ideológica. Querer cambiar esta ilegal constitución franquista y substituirla por una verdadera constitución republicana, ¡incluso aunque su ámbito sea sólo el de una pretendida república catalana!, que es el ámbito dentro del cual esa constitución franquista le ha concedido competencias.
¡Es que alteran el Orden Público!, siguen vociferando. Qué es el Orden Público para un franquista, o para sus descendientes lo tengo muy claro.
Recuerdo que durante la dictadura militar que precedió a la actual monárquica un policía me retiró de un modo abusivo el documento de identidad. Tuve que ir a recogerlo a la Dirección General de Seguridad donde tuve la suerte de no pasar por ningún calabozo ni tirarme “voluntariamente” desde una de las ventanas de los últimos pisos. Allí recibí una amistosa reconvención cuando negué estar alterando el Orden Público. El Orden Público, me dijo mi interlocutor, es un concepto jurídico indeterminado. Fíjese Vd. me explicó, si dos ancianas se paran a la salida de misa en la puerta de la iglesia el domingo y no dejan salir a los demás feligreses alterando su deseo de salir eso se podría considerar que es una alteración del “orden Público”. Con la temeridad fruto de la inconsciente afirmé “No he visto que hayan detenido nunca a ninguna”. ¡Claro que no, me dijo mi tolerante interlocutor, pero eso es para que se de Vd. cuenta de la amplitud del concepto. ¡Realmente están alterando el Orden Público!

Por meras razones vegetativas supongo que esa persona ya no vive, pero a juzgar por el vociferio que atonta mis oídos ha tenido muchos hijos no sé si naturales o intelectuales que pretenden utilizar el concepto de “Orden Público” de ese modo. En esa línea parece estar el Ministro autor de la ley mordaza.

Una opción iteligente

El primer fraude de todas las dictaduras se centra en el lenguaje para evitar que se note el engaño. Por eso, porque era una dictadura militar se autodenominó “democracia orgánica”, por eso porque esto es su continuación, se llama mañana tarde y no che democracia cuando es una dictadura monárquica. Se pretende hacer pasar por democracia lo que es una simple dictadura parlamentaria. La que todavía hay en cada vez menos países.
La transición de la dictadura militar a la dictadura monárquica, algunos la llaman transacción, fue y sigue siendo un fraude. Las fuerzas políticas que reivindicaban su historial antifascista se rindieron ante el heredero del dictador fascista que acabó con la democracia gracias a que, como otro borbón el más malnacido de todos, Fernando VII, trajo ejércitos extranjeros para que asesinaran a los españoles antifascistas que habían elegido la democracia.
Fernando VII se trajo a lo que se llamaron los 100.000 hijos de San Luis, enviados por los otros dictadores monárquicos para sostenerse los unos a los otros para acabar con la democracia.
Franco se trajo a los ejércitos nazis de Alemania y a los fascistas del Italia, enviado por los otros dictadores fascistas para sostenerse los unos a los otros para acabar con la democracia
De tan indeseable borbón nos desembarazarnos aunque luego volvió la familia por medio de un golpe de Estado del General Martínez Campos, que nos colocó a su hijo Alfonso XII.
Su hijo, Alfonso XIII vio el fin de la dictadura monárquica;  ni el autogolpe del General Primo de Rivera le sirvió para sostenerse; los ciudadanos recuperamos la democracia en 1931
De tan indeseable borbón nos desembarazarnos aunque luego volvió la familia por medio de otro  golpe de Estado del General Franco, que nos colocó a su nieto Juan Carlos I
Su hijo, Felipe Vi, ¿verá el fin de la dictadura monárquica cuando los ciudadanos recuperemos la democracia? Tiene una opción de pasar a la historia como un rey democrático. En vez de huir como su bisabuelo abdicar su ilegítimo nombramiento - nace de un golpe de estado contra la democracia - proclamar una república constituyente y presentándose a las elecciones a Jefe del Estado de la III República.
Creo que no lo hará. Aunque sin duda sería elegido él prefiere tener su “derecho franquista de origen dictatorial” (pájaro en mano) al “derecho democrático del pueblo español”(ciento volando). Sin duda es una actitud prudente; pero no es nada democrática.
Ignora así la historia de España en los siglos XIX y XX y la más reciente de Grecia en el S XX. Dice un refrán que “quien ignora la historia está condenado a repetirla. Y él es el segundo borbón tras el último golpe de Estado. Dice otro “no hay dos sin tres”. Sería una decisión inteligente abdicar del cargo que el pueblo no le dio: devolverle la soberanía arrebatada al pueblo para respetar el art. 1.2 CE78: “la soberanía reside en el pueblo de donde emanan todos los poderes del Estado”. Y si quiere ser jefe del Estado obtenga ese cargo en unas elecciones democráticas para que su soberanía emane del pueblo y no sea una herencia de un dictador militar más infame aún que su antepasado Fernando VII. Descender de Fernando VII no puede evitarlo; descender de Franco sí.

De este modo, además, se resolvería el problema de Cataluña que, en el fondo, no es más que una reivindicación de que quieren que sea verdad lo que dice el art. 1.2 CE78, al menos en Cataluña. ¿A quién puede reprochársele un anhelo que tenemos todos?