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14 ene 2017

Populismo; representar o no representar

La palabra populismo ha sido elegida como palabra del año. Se trata de una palabra cuyo uso equívoco ha demostrado que puede significar todo lo que cada uno quiera que signifique.
Populismo es decir que la pérdida de la mayoría absoluta en las elecciones significa que el ciudadano no quiere ni corrupción, ni reforma laboral, ni precariedad en la sanidad, la justicia y la docencia, ni “carromeros” asesorando sobre lo que ignoran.
Populismo es decir que seguir siendo el partido más votado en las elecciones significa que el ciudadano revalida la corrupción de sus miembros, ese voto es una patente de corso para seguir así.
Populismo es decir lo que se quiere cambiar teniendo la seguridad de que como no se va a poder gobernar nunca se entrará en contradicción con lo prometido.
Populismo es establecer un programa electoral prometiendo todo lo que se sabe que si se llega a gobernar no se piensa hacer, sino todo lo contrario, el programa oculto aplicado desde el primer día
Populismo el rechazo al acuerdo de libre comercio que se pretendía para perjudicar a la UE en beneficio de los USA.
Populismo es también el rechazo al acuerdo de libre comercio con que se pretendía perjudicar a los USA en beneficio de la UE.
Populismo es la pretensión de que Grecia se saliera de la UE y dejara sin pagar sus deudas corruptamente heredadas.
Populismo es la realidad de que el Reino Unido se ha salido de la UE y ya veremos qué pasará con las deudas que tenga con la UE.
La única certeza es que cada partido llama populista al que promete lo que ellos no prometen. También se dice que los populistas rechazan la democracia representativa, ¿es eso cierto? 
Los acusados de populismo dicen que sólo si es evidente que los representantes ponen en práctica la política que no quieren los representados, se debe atender a la democracia directa de la manifestación. También que si los electores supieran antes de votar qué la política que hacen sus representantes no sería la prometida tampoco les hubieran elegido. Por último, que la manifestacion se debería recibir con agradecimiento porque es un aviso de que se está valorando mal lo que hacen.
Los electores han elegido como  representantes, por democracia representativa a quienes se comprometieron con ellos en una propuesta política. Si ven que es la contraria a la que hacen caben tres posibilidades: 1.- que los electores no se enteren y sus representantes hagan lo prometido y los representen bien; 2.- que los electores no estén equivocados y sus representantes hagan lo contrario a lo prometido y los representan mal; 3.- que ambos tengan razón y los representantes los representen mal pero no tan mal como creen sus representantes.
La cuestión es doble: de comunicación y de realidad. Si la realidad es que la percepción de los representados es total o parcialmente incorrecta por una mala comunicación de los representantes que les crean la sensación de que “no los representan” el problema es menor. Si la realidad es que no hay una mala comunicación de los representantes sino que "no los representan" bien el problema es grave 
Si se trata de un mero problema de comunicación procede empezar a explicarse mejor; si el problema es más profundo de mala representación procede empezar a representarlos mejor. La fuerte emergencia de Ciudadanos y las agrupaciones de Podemos, pura democracia representativa, han revelado que lo que hacían los otros partidos produjo una gran insatisfacción; no obstante el resultado de las dos elecciones debería hacerles qué errores han cometido para obtener esos resultados.
Lo que parece indiscutible, en opinión de los electores, es que los partidos tradicionales defensores de la democracia representativa no han sabido representar a nada menos que un 20 % de los ciudadanos. Su mala opinión superó el punto de la abstención en apoyarles pese a su historia más o menos exitosa hasta ahora; llegó hasta el punto de apoyar a otros como han hecho en esta ocasión.
Los partidos que han perdido estos votos deberían estar contentos porque esa realidad se haya  mantenido en el 20 % en vez de crecer; pero no deben confiarse. Les da tiempo para rectificar lo mal hecho durante tanto tiempo ignorando la opinión del ciudadano que les había aviado de lo mal que hacía cuando les dijeron “no nos representan” y en vez de hacerle caso les apalearon. La próxima elección no será de la historia frente a la promesa; los partidos emergentes tendrán ya su historia.
La palabra "populismo" es una descalificación con lo que se evita la justificación racional de lo que se ha hecho. Se usa como el canto rodado en una onda: para agredir al que critica los errores en lugar de oponer razones que revelen el error de la crítica. El caso más desaforado ha sido el que oí hace unos días  refiriéndose a las sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que revocaron las Sentencias del TS y del TC y que están siendo aplicadas por los tribunales: preferentes, clausula suelo, gastos indebidos, etc, Las calificaban de "populismo judicial". Lo curioso es que lo decían los mismos que descalifican a quienes rechazan las sentencias judiciales por parte del gobierno catalán. ¿En qué quedamos? En lo dicho, populistas son los que no piensan como nosotros.
Se acepta que "el cliente siempre tiene razón" y el empresario elegido busca acomodarse  a lo que opina el cliente. ¿Por qué los representantes elegidos actúan al revés y dicen "los representados no tienen razón"? La cuestión es grave: o el ciudadano no tiene razón, y en vez de democracia representativa es mejor la "dictadura de los que tienen razón", o el ciudadano tiene razón y  la democracia representativa que "no representa a los ciudadanos" es un secuestro de representación. Eso hay que aclararlo: "representar o no representar; ésa es la cuestión; ése es el problema."

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