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6 jul 2017

4 de julio

Fue un error del  Sr. Puigdemont no haber elegido el 4 de julio para proclamar su ley de desconexión del resto de España. Eso le hubiera granjeado la simpatía de todos los “usacos”. Sus viejos gritos cuando rechazaron pagar impuestos sobre el  té: ¡Londres nos roba!, hubieran resonado en su memoria histórica de americanos ante el grito de los independentistas catalanes ¡España nos roba! Ambos tienen en común la falsedad del argumento y ya se sabe que no hay mejor complicidad que la que se basa en el intento de engaño a los demás.
Faltaron unos cuantos catalanes de pro disfrazados de españoles que imitaran a los americanos que se disfrazaron de indios mientras tiraban los fardos de té al Hudson, que tiraran cajas de vino del penedés o cava catalán o calçots para que quedara clara la afrenta del resto de los españoles a los pobres independentistas colmando así de razón sus argumentos.
Por la parte española, sin embargo, la necedad del comportamiento del Presidente del Gobierno de Su Majestad franquista Felipe VI de Franco superó con mucho la necedad de que hizo gala el Primer Ministro del Gobierno de Su Majestad británica, Frederick North, en 1773.
Eso no debe de sorprender a nadie; es lo que cabe esperar porque la historia ha consagrado esa realidad en el refrán “detrás de mi vendrá que bueno me hará”. Eso ha pasado con el actual Presidente del Gobierno de Su Majestad Felipe Vi de Franco. Tiene su haber de errores colmado con harta generosidad. Una tarta de errores coronada recientemente por la guinda más corrupta que cabe imaginar: el Real Decreto Ley de Amnistía de delincuentes y defraudadores de la Hacienda Pública hecha para favorecer, presuntamente, a miembros de su partido o voluntarios "mecenas" del mismo. Y digo presuntamente porque al ser secreta la identidad de los delincuentes beneficiados no se puede hacer más que presumirlo,
Fue la guinda más corrupta nunca vista en España, pese a la cosecha generosa de los últimos años. Una guinda de la que no se salvó ni una coma, ¡mérito que no se le puede negar por lo perfecto de su corrupciuón Hasta ahora algunas Leyes y otras normas merecieran que el TC declara que uno o varios artículos fueran declarados inconstitucionales, incluso sólo algún párrafo o, en algunos casos tan sólo unas contadas palabras de un solo artículo. 
En este caso la nulidad de pleno derecho no se refiere al contenido, ¡vergüenza que se han ahorrado! La corrupción ha estado en el procedimiento de promulgación del Real Decreto Ley. Es para tirarla íntegramente a la basura; ¡ni eso!; la basura puede ser reciclada.
Todo un ejemplo de corrupción institucional sobre el que no cabe la disculpa del reciente brote de Alzheimer de los Secretarios del PP que presumimos que habrán contagiado también al Sr. Rajoy, como en breve podremos comprobar. Aquí ya no se trata de las ranas de la ciénaga de la Srª Aguirre. Croó el Sr. Montoro en la charca del Gobierno  y le respondieron a coro todos los Ministros con su Presidente a la cabeza. Croó todo el Gobierno y todas las ranas del PP le respondieron a coro desde la ciénaga del Congreso. Pero tanto croar no bastó para aturdir al Tribunal Constitucional que arrojó a la ciénaga todo entre el croar destemplado.
Este alarde de capacidad de gobierno está en estrecha competencia, aunque aquí cuenta con el apoyo del TC, con su actuación política ante la petición de algunos políticos catalanes de que toda la ciudadanía catalana opinara. ¿En qué queda la libertad de opinión si se prohíbe colectivamente?  Porque no se trataba de decidir sino de opinar si querían seguir siendo parte de “esta España”  o no, asunto en el que muchos españoles no catalanes también estamos de acuerdo: ¡queremos otra España!; una  que sea democrática y donde la corrupción sea perseguida en serio por el Gobierno.
Esa consulta era posible, ¡incluso dentro de esta CE78 con la que tantos queremos acabar  por su inmenso déficit democrático! Bastaba que el Gobierno del Sr. Rajoy la hubiera autorizado porque lo permite la CE78 engendrada dentro del contexto totalitario y franquista que presidía Juan Carlos I de Franco, heredero del mayor genocida que conoció la historia de España - ¡superando en sus 40 años los cinco siglos de Inquisición todos juntos! Él de modo público le alabó “por todo lo que había hecho” y, ¡más aún!, le juró que continuaría aplicando sus leyes, lo que por suerte no logró del todo.
Una mediana capacidad política, pedir un inteligente comportamiento comprendo que sería mucho, hubiera permitido pactar los términos de la consulta, la forma de ejecutarla, las exigencias de mínima participación y mínimo número de votos para que prosperara, la frecuencia en poder volverse a repetir, etc., etc. Todas esas oportunidades políticas pérdidas revelan la capacidad del Sr. Rajoy.

El Sr. Rajoy, sus bases están con él, pertenece a una ideología propicia al enfrentamientos. no a la que encuentra soluciones. El Sr. Rajoy no es un político que sepa unir, sólo sabe enfrentar; es un mal pescador, tan malo como Franco, que sólo sabe pescar en río revuelto. Si el río está calmado él se encarga de revolverlo, Montoro le ayuda. Felizmente no es capaz de dar un golpe de estado militar como hizo Franco, pero ha logrado, con sus colegas nacionalistas catalanes, enfrentar a la sociedad civil. Y mientras tanto unos y otros distraen la atención de la corrupción que mina sus partidos y empobrece a los trabajadores; mientras los ricos se hacen más ricos como acabamos de ver.

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