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19 dic 2016

Sostenella y no enmendalla

Leo en EL MUNDO, 12.16.2016 un artículo del Sr. Sagardoy abogado y profesor titular de Derecho del trabajo en la Universidad Francisco de Vitoria “El desafio laboral del paro juvenil” y me asusta. De entrada hay un error de identificación del problema; el paro juvenil no es el problema. Es el paro de los que tienen 20, 30 años y no tiene trabajo y de los que tiene 40, 50 y 60 años y lo pierden. En cuando a la lista de parados está llena, ¡como nunca!, de personas con título superior, doctorado incluido. El problema no es del trabajador; es del empresario que es un mal empresario y, sobre todo, de la política laboral de este gobierno dedicada a la explotación del trabajador.
Dice el autor: hay “jóvenes de gran valía personal y profesional frustrados al no poder poner en práctica todos sus conocimientos o dedicados a tareas profesional que ni les apetecen ni son para las que se han preparado” y luego lamenta el autor “no tener una varita mágica” para resolver ese problema y declara que “lamentablemente la realidad es tozuda y la respuesta no es fácil”.
La “varita mágica” existe; no es “mágica”; es “racional”; y la respuestas es fácil: proteger el trabajo productor de riqueza ajustando la jornada laboral a la productividad tecnológica, de 1900 a 1950 se redujo al 50 % , no fomentar la especulación financiera ni, la evasión fiscal y acabar con el beneficio antisocial de las SICAV y las exenciones de IBI a la Iglesia.
Todas las instituciones deben pagar impuestos como cualquier otra persona jurídica o mejor aún como toda persona física asalariada. No hacerlo es una filosofía política que  inexorablemente lleva al paro;  juvenil y adulto. Todos los parches que se ponen agravan el problema porque son parches que hacen más vicioso el mercado laboral; lo deterioran al privar a los creadores de riqueza de sus derechos más elementales: sostenerse a sí mismo y a su familia con la riqueza que producen y que otros se quedan; lo deterioran al arruinar la demanda de bienes y servicios que eso es el mercado
Por un lado los trabajadores han sido educados en su mayoría para ser trabajadores por cuenta ajena, sin duda un defecto de orientación docente y social ; están razonablemente bien formados pero que no encuentran una oferta de trabajo. La brutal especulación que despilfarró el dinero que debería haberse dedica a incrementar la productividad tecnológica de la empresa, pese al bajo nivel tecnológico de muchas, la jornada excesiva en relación con esa productividad y legalizar los contratos por días y aún por horas elimina la oferta de trabajo prolongada que existiría si se respetara el trabajo como la clave que es pues él crea la riqueza y mantiene la demanda del mercado. Pero este gobierno está al servicio del capital y de sus empresarios explotadores que ven al trabajador como una fuente de explotación para beneficio del capital; unos empresarios cuya ética ha sido puesta en evidencia tras la reelección de sus presidentes de sus sindicatos de empresarios que hoy están sentados unos en el banquillo o otros en las celdas de las cárceles donde están.
De este gobierno que está al servicio de esos empresarios explotadores mientras machaca a los verdaderos empresarios dice el autor que “ha realizado actuaciones de gran trascendencia como nunca se había hecho”. ¡Cierto! Jamás se produjera un retroceso tan trascendente de los derechos sociales que conducen al paro al eliminar a esos trabajadores de la demanda y reducir la capacidad de demanda de los que aun tienen trabajo. “Las bonificaciones en materia de contratación laboral, planes de empresas de incorporación a jóvenes” que se cita deterioraron los derechos laborales y descapitalizaron la Seguridad Social al aumentar los beneficios de las empresas reduciendo sus aportaciones sin substituirlas con otros ingresos. Una actitud terrorismo que atemoriza a los trabajadores ya jubilados a los que amenaza con la reducción de su Seguro de Vida porque su dinero se lo han quedado los empresarios que no pagaron su parte, y también a los que con su exigua vida laboral no llegarán a generar recursos que cuando se los devuelvan en forma de Seguro serán pírricos.
Calificar de “nuevo e innovador diseño de la formación profesional dual” es ignorar que ese método de formación intra-empresarial se abandonó hace un siglo por la mayor formación teórica con cargo a recursos públicos. Fue un beneficio para la empresa que ahorró este coste de formación y  le permitió disponer de una oferta amplia y cualificada de trabajadores y parte del derecho de los ciudadanos a una formación con cargo a la riqueza común.
Las becas de la sociedad civil hoy son ridículas en su cuantía y cantidad frente a la demanda, las públicas se reducen a medida que aumentan las tasas (¿) y las “becas” de muchas empresas son otro fraude para tener un trabajador. No sólo no le forman sino que así evitan el pago que corresponde a la Seguridad Socialdentro del plan premeditado del Gobierno de privatización de la Seguridad Social previa su descapitalización y del paralelo apoyo a planes privados de pensiones que generan beneficios a los especuladores que los montan porque los que los subscriben sufren la pérdida del poder adquisitivo. Y de premio arruinan el Seguro de Vida que cobrará el trabajador que "legalmente no trabajó". Esos son los frutos que da ese nuevo diseño profesional; el del Gobierno: el aumento de la explotación laboral hasta la privación total de derechos del que crea la riqueza, vuelto ya un siervo
La solución del autor es cómica: el proyecto del Reino Unido “de empleo juvenil cuenta con recursos privados de empresas de headhunters, de cómo hacer un buen CV, una buena entrevista de trabajo y empresas que ofrecen vacantes para jóvenes”. Eso no aumenta el empleo, eso canaliza el empleo a quienes de ese modo superan la selección previo beneficio de las empresas privadas de “head hunters”. Y para peones y trabajadores del campo ¿hay empresas privadas de “hand hunters”. La conclusion del trabajo son unos consejos de Pero Grullo para el programa de empleo juvenil:
1º Facilitar la ocupación: “La clave es, más que tener un empleo para toda la vida, tener toda la vida empleo”. El neolenguaje de "1984". En una sociedad con 20 % de parados la aritmética conduce a una media de un 80 % de vida con empleo ¡y precario! Es la sociedad laboral lo que hay que cambiar.
2º Facilitar la orientación: "Se debe atender la creación de nuevos perfiles profesionales". Pero es la base de una buena formación genérica y abierta la que da flexibilidad a los conocimientos del trabajador que así es más fácil de acomodarse a los cambios que cada empresa necesite.
3º Facilitar la formación: A lo que hoy se llaman habilidades se le llamaba antes sociabilidad. Y lo que hoy se llaman asignaturas transversales antes se le llamaba buena formación general: ¡nihil novum sub sole! Cambiar el nombre no aporta nada nuevo a la realidad.
4º Facilitar la ambición: Es cómica la propuesta: “Sacar a la luz para el gran público la tarea que están haciendo verbigracia, nuestros científicos y médicos, no me cabe duda que haría crecer exponencialmente las vocaciones científicas e investigadoras (tan necesarias hoy en día) y el apoyo privado a esas iniciativas”. La política del gobierno es la opuesta y la privada casi no existe: se reduce la inversión en I+D, en sanidad, en educación; cada año se retrocede un lustro; los más “ambiciosos” huyen a otros países con otras políticas laborales y bajo paro.
                Dice el autor que la tarea “es ardua pero no imposible”. ¡No! Esa es una tarea equivocada. El problema es el de un mercado que invita al capital a obtener sus beneficios no con empresas punteras en I+D sino a costa de los derechos al trabajador. Al hacerlo así elimina al consumidor al que ha empobrecido, apenas un mero subsistente cuando no un mendigo cuya proliferación, ¡ese “empleo” no tienen paro!, nos ha hecho recuperar los pedigüeños de los años 40.
                Sólo hay una solución: proteger los derechos laborales del trabajador; sus mayores salarios lo convierten en un gran consumidor; sus mayores salarios obligan a las empresas a invertir en I+D para así equilibrar el mayor coste del trabajo y aumentar el nivel de vida. Y eso se consigue – la tecnología lo permite y la sociedad lo exige – reduciendo la jornada laboral para recuperar el nivel adquisitivo de los salarios que de ahí es de donde nace la demanda.
Se trata de un proyecto inteligente y social que sólo puede nacer de una política que surgirá cuando España vuelva a ser “una república de trabajadores de todas las clases”. Pero no se hará. Seguiremos con la dictadura de explotación de los trabajadores, entonces militar hoy monárquica

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